Cuando una persona padece de un trastorno obsesivo compulsivo o TOC, experimenta obsesiones y compulsiones, que les provocarán dificultades importantes.

En cuanto a las obsesiones, éstas son pensamientos, imágenes mentales o impulsos que estas personas tienen en contra de su voluntad y de forma repetida, que hacen que se sienta mal o culpable, y que no forman parte del resto de preocupaciones habituales.

Algunas de estas obsesiones pueden ser por ejemplo, el pensamiento de sentirse sucio o pensar que algo malo va a pasar.

Por su lado, las compulsiones son acciones o pensamientos que esta persona realiza de forma habitual para quitarse el malestar que le provocan las obsesiones.

También se las conoce con el nombre de manías, y pueden ser por ejemplo, lavarse una parte del cuerpo de forma repetida, repetirse mentalmente una frase tranquilizadora o comprobar repetidamente la puerta de la casa antes de salir.

No siempre es necesario el tratamiento farmacológico, siempre que se esté dispuesto a dedicar tiempo y esfuerzo al tratamiento psicológico y contar con la ayuda de un profesional con experiencia en esta materia.

Uno de los patrones de conducta habitual suele ser la preocupación por el perfeccionismo, por el orden y por el control mental e interpersonal con poca flexibilidad que afectan a diversos y variados contextos.

Se suele tener preocupación por los detalles, por las normas, las listas y el orden.

También puede haber una dedicación excesiva al trabajo, un perfeccionismo que interfiere en la finalización de tareas, una excesiva terquedad, rigidez y obstinación.

No, no todo el mundo tiene los mismos síntomas. Algunas de las personas con TOC pueden tener siempre los mismos síntomas durante un largo periodo de tiempo, mientras que otras pueden tener en el mismo periodo de tiempo varios síntomas diferentes.